domingo, 22 de mayo de 2011

quemaduras















El maltrato a menores aparece con el hombre mismo. Todas las civilizaciones lo han presentado y está íntimamente ligado a factores sociales, políticos y religiosos, esta relación obliga a ubicarnos en el contexto de la cultura que se trate, lo que resulta verdaderamente grave, ya que Aristóteles decía que un hijo era propiedad y nada de lo que se haga con la propiedad es injusto, por lo tanto no se reconoce el problema como maltrato, o bien en las sociedades china e hindú el infanticidio era un método de control de la natalidad y una forma de eliminar a niños recién nacidos con malformaciones físicas o daño cerebral por ser considerados instrumentos del mal, en algunas otras sociedades niñas eran sacrificadas por no contribuir a la economía familiar.

Ahora bien, con relación a factores políticos, la historia refiere la matanza de niños ordenada por Herodes con el fin de conservar su reino y con relación a factores religiosos, la Biblia cita el sacrificio de Isaac, y más recientemente Hitler en su afán belicista realizó atrocidades con los niños y lo justifica con la finalidad de obtener una raza pura.

Pero no lo veamos como historia, ya que diariamente lo vivimos, están de moda las guerras y los niños tienen una participación activa, los niños de la calle que son empujados a ella en toda la extensión de la palabra, tan los vemos en cada esquina que nos empezamos a acostumbrar, que lo vemos ya como una enfermedad social al maltrato infantil

El Maltrato infantil es sin lugar a dudas uno de los graves problemas que afectan a nuestros futuros jóvenes, y es también uno de los delitos muy poco y difíciles de avizorar por darse al interior de las familia, quienes ante su practica esconden los hechos a los docentes y familiares. El maltrato infantil es la denominación que reciben las agresiones que los adultos descargan sobre los menores, produciéndoles daños físicos y emocionales, afectando su desarrollo intelectual, educación y su adecuada integración a la sociedad. Generalmente son los familiares cercanos quienes de manera intencional los lesionan, con el pretexto de corregir su conducta por desobediencia o no cumplimiento de las tareas encomendadas. El niño agredido va a la escuela sin ganas de estudiar o aprender, y el docente, sino esta capacitado, ni siquiera advertirá el problema.


Lamentablemente muchas veces en el campo legal la sanción a quienes maltratan a los niñoses improcedente o no se puede aplicar debidoaunque muchas veces, las instituciones responsables(DERMUNAS, Juzgados de Familia, Juzgados de Paz, etc.) no tienen un adecuado criterio para determinar el nivel de maltrato infantil que debe ser sancionado. En ese sentido se hace necesario y urgente revisar la ley a fin de adecuarlade manera tal que los jueces tengan criterios reales y objetivos que les permitan sancionar, prevenir y proteger la persona de la infancia.


Por otro lado nuestra legislación –léase Código Penal- no contemple criterios claros que permitan sancionar de manera adecuada a los agresores y lo peor de todos es que muchas veas existe un desconocimiento por parte de las personas que en primera instancia tienen la misión de velar por la persona, la salud y la integridad de nuestros niños.


El maltrato a los niños es un problema universal que ha existido desde tiempos remotos, sin embargo es en el siglo XX con la declaración de los derechos del niño (O.N.U. 1959), cuando se le considera como un delito y un problema de profundas repercusiones psicológicas, sociales, éticas, legales y médicas. A través del tiempo se han hecho investigaciones acerca del maltrato infantil, el cual ha sido un problema para la sociedad y que se ha ido dando durante el paso del tiempo.

El uso intencionado de la fuerzafísica u omisión de cuidado por parte de los padres viene siendo lo que es el maltrato. La mayor parte de los padres que abusan de sus hijos, habían sufrido ellos también la misma situación por parte de sus progenitores.

Existen diferentes maneras de cómo se puede maltratar a un infante los cuales pueden ser: física, emocional, psicológica o mental, por abandono o negligencia ó por abuso sexual.

Al paso del tiempo el maltrato puede producir consecuencias en el desarrollo del niño una de ellas es que afecta en su crecimiento, en su conducta, también puede causar traumas psicológicos o trastornos mentales.

Después de haber sido maltratado un niño puede presentar una serie de conductas como de inferioridad, rechazo, inseguridad y miedo.

Esta investigación plantea cuáles son las características del maltrato, cuáles son las consecuencias, así mismo los tipos de maltrato que se dan en los niños, pero también se dará información sobre las instituciones a las cuales se puede acudir para ayudar a los niños maltratados.

¿Qué es el maltrato infantil?

Un niño, según la Ley considerado como tal en este sentido a todo menor de 18 años, es maltratado o abusado cuando su salud física o mental o su seguridad están en peligro, ya sea por acciones u omisiones llevadas a cabo por la madre o el padre u otras personas responsables de sus cuidados, produciéndose el maltrato por acción, omisión o negligencia.

El maltrato a los niños es un grave problema social, con raíces culturales y psicológicas, que pueden producirse en familias de cualquier nivel económico y educativo.

El maltrato viola derechos fundamentales de los niños o niñas y por lo tanto, debe ser detenido, cuanto antes mejor.

El origen de la crueldad hacia los niños es en su sentido más amplio puede ser dividido en cuatro categorías:

1. - Crueldad inspirada en conceptos exagerados de disciplina y en base a sus funciones que se resultan ser sujetos profundamente inadecuados e irresponsables: alcohólicos, drogadictos, criminales o delincuentes, débiles mentales etc..

2. - Actos de violencia o negligencia cometidos por padres o adultos ejerciendo rígidas interpretaciones de la autoridad y de normas y reglas de conducta.

3. - Crueldad patológica cuyos oscuros orígenes mentales o psicólogos son muy difíciles de identificar y todavía mas de tratar.

4. - La crueldad más intangible de todas, la crueldad oficial o la organizada, aquella que se comete por ignorancia, por insensibilidad o por omisión en la forma de falta de legislación o de cumplimiento de la misma que proteja adecuadamente al menor.

1.2.Clasificación del maltrato

El abuso infantil es un patrón de maltrato o comportamiento abusivo que se dirige hacia el niño y que afecta los aspectos físico, emocional y/o sexual, así como una actitud negligente hacia el menor, a partir de la cual se ocasiona amenaza o daño real que afecta su bienestar y salud. El maltrato infantil se puede clasificar en maltrato por acción y maltrato por omisión.

A la vez que el maltrato por acción se divide en:

Maltrato físico, abuso fetal, maltrato psicológico o emocional, abuso sexual.

El maltrato por omisión es el abandono o negligencia, el cual se subdivide:

Abandono físico y negligencia o abandono educacional.

1.2.1. Maltrato Físico

Se define como maltrato físico a cualquier lesión física infringida al niño o niña (hematomas, quemaduras, fracturas, lesiones oculares, lesiones cutáneas) mediante pinchazos, mordeduras, golpes, estirones de pelo, torceduras, puntapiés u otros medios con los que se lastime al niño.

Aunque el padre o adulto a cargo puede no tener la intención de lastimar al niño, también se interpreta como maltrato a la aparición de cualquier lesión física arriba señalada que se produzca por el empleo de algún tipo de castigo inapropiado para la edad del niño.

A diferencia del maltrato físico el castigo físico se define como el empleo de la fuerza física con intención de causar dolor, sin lesionar, con el propósito de corregir o controlar una conducta. No siempre es sencillo saber cuando termina el "disciplinamiento" y comienza el abuso. En contraposición del maltrato físico, el castigo corporal es una práctica muy difundida y socialmente aceptada.

1.2.2. Abuso Fetal

Ocurre cuando la futura madre ingiere, deliberadamente, alcohol u otras drogas, estando el feto en su vientre. Producto de esto, el niño (a) nace con problemas, malformaciones, retraso severo.

1.2.3. Maltrato Emocional o Psicológico

Es una de las formas más sutiles pero también más existentes de maltrato infantil. Son niños o niñas habitualmente ridiculizados, insultados regañadas o menospreciadas. Se les somete a presenciar actos de violencia física o verbal hacia otros miembros de la familia. Se les permite o tolera uso de drogas o el abuso de alcohol. Si bien la ley no define el maltrato psíquico, se entiende como tal acción que produce un daño mental o emocional en el niño, causándole perturbaciones suficiente para afectar la dignidad, alterar su bienestar e incluso perjudicar su salud

Actos de privación de la libertad como encerrar a su hijo o atarlo a una cama, no solo pueden generar daño físico, sino seguro afecciones psicológicas severas. Lo mismo ocurre cuando se amenaza o intimida permanente al niño, alterando su salud psíquica.

1.2.4. ABUSO SEXUAL

Puede definirse como tal a los contactos o acciones recíprocas entre un niño o una niña y un adulto, en los que el niño o niña está siendo usado para la gratificación sexual del adulto y frente a las cuales no puede dar un consentimiento informado. Puede incluir desde la exposición de los genitales por parte del adulto hasta la violación del niño o niña.

Las formas comunes del abuso sexual son el incesto, violación, el estupro, el rapto, rufianismo, actos libidinosos, etcétera.

Una forma común de abuso sexual es el incesto, definido este como el acto sexual entre familiares de sangre, padre-hija, madre-hijo, entre hermanos.

1.2.5. ABANDONO O NEGLIGENCIA

Significa una falla intencional de los padres o tutores en satisfacer las necesidades básicas del niño en cuanto alimento, abrigo o en actuar debidamente para salvaguardar la salud, seguridad, educación y bienestar del niño.

Es decir, Dejar de proporcionar los cuidados o atención al menor que requiere para su adecuado crecimiento y desarrollo físico y espiritual. Esto puede incluir, por ejemplo, omitir brindarle al menor alimentos, medicamentos y afecto.

Pueden definirse dos tipos de abandono o negligencia:

Abandono físico: Este incluye el rehuir o dilatar la atención de problemas de salud, echar de casa a un menor de edad; no realizar la denuncia o no procurar el regreso al hogar del niño o niña que huyo; dejar al niño solo en casa a cargo de otros menores.

Negligencia o abandono Educacional: No inscribir a su hijo en los niveles de educación obligatorios para cada provincia; no hacer lo necesario para proveer la atención a las necesidades de educación especial.

En diversas oportunidades realizar el diagnostico de negligencia o descuido puede presentar problemas de subjetividad. El descuido puede ser intencional como cuando se deja solo a un niño durante horas porque ambos padres trabajan fuera del hogar. Este último ejemplo como tantos otros que generan la pobreza, el abandono o descuido es mas resultado de naturaleza social que de maltrato dentro de la familia.

3.2. CAUSAS:

Supone que los "factores de estrés situaciones" derivan de los siguientes cuatro componentes:

a)Relaciones entre padres: Segundas nupcias, disputa maritales, padrastros cohabitantes, o padres separados solteros.

b)Relación con el niño: Espaciamiento entre nacimientos, tamaño de la familia, apego de los padres al niño y expectativas de los padres ante el niño.

c)Estrés estructural: Malas condiciones de vivienda, desempleo aislamiento social, amenazas a la autoridad, valores y autoestima de los padres.

d)Estrés producido por el niño: Niño no deseado, niño problema, un niño que no controla su orina o su defecación, difícil de disciplinar, a menudo enfermo, físicamente deforme o retrasado.

Las posibilidades de que estos "factores de estrés" situacionales desemboquen en el maltrato infantil o el abandono, determinan la relación padres-hijo y dependen de ella. Una relación segura entre éstos amortiguará a cualquier efecto del estrés y proporcionará

estrategias para superarla, a favor de la familia. En cambio, una relación insegura o ansiosa no protegerá a la familia que esté bajo tensión; la "sobrecarga de acontecimientos", como las discusiones o el mal comportamiento del niño, puede generar diversos ataques físicos o comportamiento del niño, puede generar diversos ataques físicos o emocionales. En suma, lo anterior tendrá un efecto negativo en la relación existente entre los padres y el hijo, y reducirá los efectos amortiguadores aun más. Así, se establece un circulo vicioso que, a la larga, lleva a una "sobrecarga sistemática", y en que el estrés constantes ocasiona agresiones físicas reiteradas. La situación empeora en forma progresiva, sin la intervención pertinente, y podría calificarse como una "espiral de violencia".

De aquí se sigue que la relación padres-hijo debería ser el punto de concentración para el trabajo en torno de la prevención, tratamiento y manejo del maltrato y abandono infantiles. Es en este nivel que los psicólogos como nosotros podemos aportar una contribución significativa.

Como sugiere el modelo, el grado de involucramiento de los padres en la relación con el niño dependerá de la personalidad o el carácter y su patología, como seria el mal control del temperamento y los desordenes psiquiátricos. Estos factores de personalidad pueden ser resultado de las experiencias sociales tempranas del padre o la madre; de hecho, muchos padres que maltratan informan que ellos mismos fueron víctimas del maltrato cuando eran niños.

Finalmente, como se indica al comienzo del presente capítulo, los valores culturales y comunitarios pueden afectar las normas y estilos del comportamiento los padres. Éstos recibirán la influencia de su posición social, en lo que se refiere a edad, sexo, educación, condición, socioeconómica, grupo étnico y antecedentes de clase social.

Un grupo importante de padres que maltrata o abusa de sus hijos han padecido en su infancia falta de afecto y maltrato. Esto suele asociarse a una insuficiente maduración psicológica para asumir el rol de crianza, inseguridades, y perspectivas o expectativas que no se ajustan a lo que es de esperar en cada etapa evolutiva de sus hijos. Como señala Kempe, estas características psicológicas en sus padres, son un importante potencial del maltrato. De tal forma que:

"Cualquier pequeño hecho de la vida cotidiana, todo comportamiento del niño que se considere irritante, si encuentra a su progenitor en situación de crisis, con escasas defensas anímicas y con dificultades para requerir apoyo externo, puede desatar la violencia".

Resumiendo, los factores que estos autores relacionan con el maltrato son:

1)La repetición de una generación a otra de una pauta de hechos violentos, negligencia o privación física o emocional por parte de sus padres.

2)El niño es considerado indigno de ser amado o es desagradable, en tanto las percepciones que los padres tienen de sus hijos no se adecuan a la realidad que los niños son, además, consideran que el castigo físico es un método apropiado para "corregirlo" y llevarlos a un punto más cercano a sus expectativas.

3)Es más probable que los malos tratos tengan lugar en momentos de crisis. Esto se asocia con el hecho de que muchos padres maltratantes tienen escasa capacidad de adaptarse a la vida adulta.

4)En el momento conflictivo no hay líneas de comunicación con las fuentes externas de las que podrían recibir apoyo. En general estos padres tienen dificultades para pedir ayuda a otras personas. Tienden a aislarse y carecen de amigos o personas de confianza.

3.3. CARACTERISTICAS DEL NIÑO GOLPEADO Y EL AGENTE AGRESOR

El niño no solamente es maltratado a través de la agresión física, sino también por la privación del alimento, cuidados físicos y estimulación sensorial tan necesaria para su desarrollo. Así, la desnutrición, las malas condiciones higiénicas del niño, el retraso en las esferas del lenguaje y personal social, clásicamente consideradas como medidas de la estimulación que el niño recibe de su ambiente, son la regla, en nuestra muestra y en la de otros autores. A lo anterior se suma el deterioro de las funciones intelectuales como secuela de lesiones al sistema nervioso central. De acuerdo con algunos autores, este tipo de secuelas llega al 40%.

En nuestra serie basta enfatizar la presencia en el 17% de los casos de secuelas neurólogas severas y retraso importante en el desarrollo en el 50% de los niños afectados.

En algunos casos cabe la posibilidad de que el retraso y apariencia poco agraciada del menor disparasen la ira del agresor. Pero en otros muchos puede plantearse la posibilidad inversa: que el retraso fuese secuela de asaltos previos y retroalimente la ira de desencadenarse de agresiones posteriores. En no pocas veces, inclusive, sirve para justificar al agresor en sus nuevos ataques al niño.

El panorama se vuelve más sombrío si recordamos, como lo han demostrado varios trabajos, que la desnutrición por sí misma es capaz de afectar en sentido negativo y en forma irreversible el crecimiento y el desarrollo. Para algunos autores, la "falla para crecer" en un niño, puede ser el primer dato que oriente hacia el diagnóstico.

Estos niños muestran un patrón de comportamiento muy característico cuando están internados en el hospital. Aun en ausencia de lesiones que comprometan el estado general, el niño aparece triste, apático y en ocasiones estuporoso; rehuye el acercamiento del adulto y frecuentemente se oculta bajo las sábanas. En general, es un niño que llora y no se muestra ansioso, cuando se trata un lactante mayor o un preescolar, por la ausencia de la madre y aun puede mostrar franco rechazo hacia ésta cuando ha sido la agresora. La conducta del niño cambia relativamente poco tiempo a una de aferramiento excesivo hacia el personal del hospital, con gran necesidad de contacto físico, al mismo tiempo que hay periodos patentes de agresividad cuando se les frustra; estos niños pegan y aun llegan a morder a las enfermeras, a pesar de que éstas muestra especial afecto y cuidado al menor cuando se enteran del problema.

Se han señalado también patrones de comportamiento característicos del agente agresor en el hospital; poco interés del familiar involucrado acerca de la seriedad de las lesiones y evolución del padecimiento, con abandono del niño en el hospital o, al menos, visitas cortas muy esporádicas y el comentario frecuentes de las enfermeras de la sala "de no conocer al padre o madre del niño", a pesar de estancias prolongadas. Sin embargo, esto no es necesariamente un comportamiento característico del familiar agresor; en ocasiones, el

padre o familiar involucrado parece mostrar una gran preocupación por la enfermedad del pequeño paciente, con actitudes francas de sobreprotección hacia éste, lo cual hace más difícil para el médico, la enfermera y aun la trabajadora social con experiencia en el manejo de este problema, aceptar la posible culpabilidad en una persona tan aparentemente interesada en el bienestar del menor.

En nuestra serie, al igual de lo que sucede al comparar los reportes de diversos autores, existe cierta discrepancia en lo que se refiere al familiar involucrado como agresor. Si tomamos en cuenta sólo los casos en los cuales la identificación del agresor fue calificada como "comprobada" o "muy posible", el padre aparece como agresor en el 26% de los casos y la madre en el 58%; en el 16% restantes, estuvieron involucrados padrastros, madrastras y un hermano mayor.

Hay acuerdo general en que se trata de personas jóvenes y aun cuando existe la creencia de que el maltrato físico extremo está confinado a la clase socioeconómicamente baja y/o personas de inteligencia baja, la mayor parte de los reportes, así como nuestra experiencia, están de acuerdo en que los padres golpeados provienen de todas las clases sociales y están dentro de todos los niveles de inteligencia. En un trabajo se señala que "es probable que algunos padres estén psicológicamente propensos a este desastre particular, pero esto no tiene nada que ver con la clase social o inteligencia"

Se han descrito muchos rasgos característicos del agente del agresor. Entre ellos estaría la inmadurez emocional, la cual es la consecuencia de insatisfacción de la misma durante la niñez.

Sentimientos de ira, coraje y frustración hacia los hijos, son normales; pero comúnmente están balanceados por sentimientos igualmente importantes de protección y cariño y, sólo

rara vez, bajo presiones desorbitadas del ambiente, resultan en una perdida total del control. En los agresores, se ha enfatizado también, la existencia de un grado especialmente alto de impulsividad y pobres mecanismos de control para la misma, lo cual hace que un estimulo aparentemente pequeño, que generalmente toleran bien la mayor parte de los padres, provoque la reacción agresiva intensa hacia el menor involucrado. Sin embargo, otros autores enfatizan que el agresor funciona bien fuera de la presencia del niño agredido y que este último es dotado de características reales o supuestas, que desencadenan el maltrato y/o actitudes abiertas de rechazo. Estas características pueden ir desde inquietud motora marcada, llanto excesivo, aspecto físico del menor, enfermedades frecuentes, etc., hasta otras más sutiles y las cuales requieren de una investigación cuidadosa para descubrirlas, como son el conferir al niño características del adulto. Muy frecuentemente, estos padres tienen dificultad para ver al bebe como tal y esperan que coma sin dejar nada de la ración ofrecida o demandan hábitos de limpieza por encima de la edad del niño, especialmente un control muy precoz esfínteres anal y vesical por lo que los ataques al niño suelen ocurrir alrededor de la hora de comida o de la defecación. No es raro también que una madre insatisfecha en sus relaciones interpersonales, especialmente con el esposo, tome al bebe como única fuente de satisfacción; si responde como ella quiere, no hay problema; pero si es llorón o no acepta el alimento ofrecido, puede pensar que el bebe la rechaza, la critica y dispararse así la agresión. En otras ocasiones se desplaza hacia el menor parte de la conflictiva del agresor; tal sería el suponer que el niño, concebido en relaciones pre o extramaritales, es un estigma, y por ello generados de culpa e ira del agresor. Más difícil de descubrir es un hecho encontrado en dos de nuestros casos: el niño es tomado como un

rival que acapara los cuidados del otro cónyuge, atención que es requerida en exclusividad, y con ello surgen los celos, la ira y la agresión.

Fuera de lo antes señalado, los agresores presentan escasa o nula psicopatología, cuando menos aparente. Muy frecuentemente, el agresor, en quien la sola presencia del niño provoca un estado afectivo incontrolable, trata de manejar sus emociones apartándose del menor a través de relegar los cuidados al otro padre u otra persona; es cuando se rompe este arreglo que ocurre la agresión. Esto último explicaría la mayor frecuencia del llamado "Síndrome del Niño Golpeado" durante los primeros dieciocho meses de vida, lo cual, inclusive, ha hecho que también se conozca este problema como "Síndrome del Bebé Golpeado". Cuando el niño empieza a caminar y más aún cuando es capaz de aprender a rehuir al agresor, las agresiones son más frecuentes.

3.4. Consecuencias

Los niños criados en hogares donde se les maltrata suelen mostrara desórdenes postraumáticos y emocionales. Muchos experimentan sentimientos de escasa autoestima y sufren de depresión y ansiedad por lo que suelen utilizar el alcohol u otras drogas para mitigar su distress psicológico siendo la adicción al llegar la adultez, más frecuente que en la población general.

Los efectos que produce el maltrato infantil, no cesan la niñez, mostrando muchos de ellos dificultades para establecer una sana interrelación al llegar a la adultez.

Algunos niños sienten temor de hablar de lo que les pasa por que piensan que nadie les creerá. Otras veces no se dan cuenta que el maltrato a que son objeto es un comportamiento anormal así aprenden a repetir este "modelo" inconscientemente. La falta de un modelo familiar positivo y la dificultad en crecer y desarrollarse copiándolo, aumenta las dificultades de establecer relaciones.

Puede que no vean la verdadera raíz de sus problemas emocionales, hasta que al llegar a adultos busquen ayuda para solucionarlos.

"Para muchos niños / as que sufren de maltrato, la violencia del abusador se transforma en una forma de vida. Crecen pensando y creyendo que la gente que lastima es parte de la vida cotidiana, por lo tanto este comportamiento se toma "aceptable" y el ciclo del abuso continua cuando ellos se transforman en padres que abusan de su hijos y estos de los suyos, continuando así el ciclo vicioso por generaciones".

Muchas personas no pueden cortar el ciclo del abuso, pero hay niños al que la bibliografía mundial denomina "resilentes" que poseen características que les permite superar este obstáculo. Estos niños tiene la habilidad de llamar positivamente la atención de otras personas, se comunican bien, poseen una inteligencia promedio, se nota en ellos un deseo por superarse y creen en sí mismos. Muchas veces es la aparición de un adulto preocupado por ellos lo que les permite desarrollar esta habilidad y romper con el ciclo del abuso.

Como todos sabemos, los niños aprenden de lo que viven.

El niño aprende lo que vive
•Si vive con tolerancia aprende a ser paciente
•Si vive criticado aprende a condenar
•Si vive con aprobación aprende a confiar en sí mismo
•Si vive engañado aprende a mentir
•Si vive en equidad aprende a ser justo
•Si vive con vergüenza aprende a sentirse culpable
•Si vive con seguridad aprende a tener fe en sí mismo
•Si vive hostilizado aprende a pelear
•Si vive en la aceptación y la amistad aprende a encontrar el amor en el mundo.

Problemas de conducta

La literatura sobre el tema de abuso infantil coinciden manifestar que los niños que sufren malos tratos presentan un funcionamiento comportamental problemático (Cerezo, 1997c. En España, de forma consistente a lo encontrado en otros países, se observa que comparando a niños que reciben abuso con niños que no lo reciben, los primeros manifiestan más problemas de conducta, tanto cuando la información procede de los padres como cuando procede de los maestros. Las conductas que se han descrito en estos niños han sido: agresividad, verbal y física, hostilidad, oposición, robos, mentiras, absentismo, que se integrarían en la categoría de problemas de conducta externalizantes. En un estudio longitudinal encontraron que la experiencia del daño físico intencional sufrido durante los primeros cinco años estaba asociado con un incremento considerable del riesgo a sufrir problemas de conducta externalizantes. Pero aunque estos problemas sean los más frecuentes, sin embargo, también algunos de estos niños presentan problemas de eliminación, miedos, desobediencia encubierta, pero incluso algunos niños presentan combinación de ambas categorías.


CÓMO AYUDAR A LAS VÍCTIMAS DEL MALTRATO

4.1. Formas de ayuda

La mejor manera de ayudar al niño /a es:
•Identificando los casos de maltrato.
•Realizando intervenciones en las situaciones detectadas, a través del gabinete o de docentes sensibles y capacitados.
•Derivado y /o denunciado los casos de maltrato a los organismos pertinentes.

Aquí proponemos algunas líneas de trabajo que la escuela puede desarrollar con los niños y sus familias:
•Realizar tareas de sensibilidad y capacitación.
•Realizar talleres reflexivos.
•Desarrollar accidentes de difusión y sensibilidad entre los niños, las familias y la comunidad acerca de los derechos del niño.
•Articular con la currícula, actividades dirigidas a revisar el problema críticamente.
•Estimular la confianza y la autoestima de los niños / as.
•Para desarrollar con éxito la función preventiva, la escuela como institución debe ser capaz de revisar sus propias actitudes hacia el control de las conductas de los niños y adolescentes.

Ofrecer a los alumnos el espacio y las oportunidades para experimentar formas no violentas de resolución de los conflictos. Llevar a cabo asambleas, consejos de aula y todo medio que estimule la participación democrática en la vida escolar.

4.2. Institución de ayuda en Mérida

4.2.1. Institución DIF

A los niños y niñas han sufrido algún maltrato, se le brinda determinada rehabilitación, para sus reincorporación a la sociedad se de la manera más fácil.
1.Atención médica y psicológica al niño maltratado
2.Atención psiquiátrica o psicológica del agresor
3.Orientación familiar
4.Separación del medio de peligro
5. Establecimientos de asilos temporales
Objetivos del DIF en la atención del niño maltratado
a.Fomentar el sano crecimiento, tanto físico como mental de la niñez y la formación de su crítica
b.Investigar la problemática del niño, de la madre y de la familia a fin de proponer las soluciones adecuadas.
c.Proporcionar servicios asistenciales a los menores abandonados
d.Prestar asistencia jurídica a los menores y a las familias para la atención de los objetivos de la institución
e.Coordinación con otras instituciones afines, cuyo propósito sea la obtención del bienestar social.

6.Adopción


CONCLUSIONES

El maltrato a los menores siempre ha existido desde los tiempos antiguos, pero no se había formulado derechos exclusivos para ellos por lo tanto los padres o personas mayores pensaban que tenían la autoridad sobre ellos.

Se debería concientizar más a la población adulta, que la salud de los menores debe ser cuidada de tal manera que no se exponga a un desequilibrio por causas de maltrato, que como ya se mencionó, puede ser de diferentes maneras y afectan de diversas maneras a los menores pudiéndole causar en casos graves la muerte.

También se debe programar pláticas en las escuelas referente a la violencia familiar y la manera de prevenirla para que en un futuro, al formar una familia no traten mal a sus hijos.

Todo niño maltratado tiene derecho a vivir una vida como cualquier otro niño y se le debe de dar la ayuda necesaria para poder superar este problema.

Ay que hacer conciencia a los padres que dar una buena educación a sus hijos no es pegarles ni hacerlos menos, si no que al contrario dar amor, cuidado y protección, es la mejor manera de brindar una buena educación a nuestros hijos.

Recomendaciones
•Si usted es padre, no pierda la paciencia.
•Disciplínelo no lo maltrate.
•Si un niño va en busca de su ayuda crea en su palabra.
•No culpabilizarle en ningún caso.
•Investigue la verdad.
•Consulte con otros profesionales.
•Recurra a las autoridades correspondientes.


Las estadísticas acerca del maltrato físico de los niños son alarmantes. Se estima que cientos de miles de niños han recibido abuso y maltrato a manos de sus padres o parientes. Miles mueren. Los que sobreviven el abuso, viven marcados por el trauma emocional, que perdura mucho después de que los moretones físicos hayan desaparecido. Las comunidades y las cortes de justicia reconocen que estas Aheridas emocionales ocultas@ pueden ser tratadas. El reconocer y dar tratamiento inmediato es importante para minimizar los efectos a largo plazo causados por el abuso o maltrato físico.

Los niños que han sido abusados pueden exhibir:

Una pobre auto-imagen


Reactuación del acto sexual


Incapacidad para depender de, confiar en, o amar a otros


Conducta agresiva, problemas de disciplina y, a veces, comportamiento ilegal


Coraje y rabia


Comportamiento auto-destructivo o auto-abusivo, pensamientos suicidas


Pasividad y comportamiento retraído


Miedo de establecer relaciones nuevas o de comenzar actividades nuevas


Ansiedad y miedos


Problemas en la escuela o fracaso escolar


Sentimientos de tristeza u otros síntomas de depresión


Visiones de experiencias ya vividas y pesadillas


Abuso de drogas o de alcohol

A menudo el daño emocional severo a los niños maltratados no se refleja hasta la adolescencia, o aún más tarde, cuando muchos de estos niños maltratados se convierten en padres abusivos y comienzan a maltratar a sus propios hijos. Un adulto que fue abusado de niño tiene mucha dificultad para establecer relaciones personales íntimas. Estas víctimas, tanto hombres como mujeres, pueden tener problemas para establecer relaciones cercanas, para establecer intimidad y confiar en otros al llegar a adultos. Están expuestos a un riesgo mayor de ansiedad, depresión, abuso de substancias, enfermedades médicas y problemas en la escuela o en el trabajo. Sin el tratamiento adecuado el daño puede perdurar de por vida.
La identificación y el tratamiento a tiempo son importantes para minimizar las consecuencias del abuso a largo plazo. Los psiquiatras de niños y adolescentes proveen evaluación comprensiva y cuidado para los niños que han sido abusados. Pueden ayudar a la familia a aprender nuevas formas de darse apoyo y de comunicarse los unos con los otros. Mediante el tratamiento, el niño maltratado comienza a recuperar su sentido de confianza en sí mismo y en otros.

Las palizas no son el único tipo de maltrato infantil. Muchos niños son víctimas de abandono, de abuso sexual o de abuso emocional. En todos los tipos de abuso infantil, el niño y la familia pueden beneficiarse de una evaluación comprensiva y del cuidado de un psiquiatra de niños y adolescentes.

Prevención del maltrato infantil y actuación del pediatra.

Los pediatras, al ser los profesionales de salud que están en mayor contacto con los niños, son los llamados a realizar la prevención del maltrato infantil, además de establecer diagnósticos y junto con un equipo multidisciplinario colaborar en su tratamiento.

Los pediatras se encuentran en una posición favorable para detectar niños en situación de riesgo (sobre todo en menores de 5 años, la población más vulnerable), a partir de esta edad los maestros comienzan a tener un papel principal en la prevención y diagnóstico.

La prevención del maltrato infantil se establece en tres niveles:

Prevención Primaria: dirigida a la población general con el objetivo de evitar la presencia de factores estresores o de riesgo y potenciar los factores protectores del maltrato infantil.

Se incluyen:
•Sensibilización y formación de profesionales de atención al menor.
•Intervenir en la psicoprofilaxis obstétrica (preparación al parto).
Intervenir en las escuelas para padres, promoviendo valores de estima hacia la infancia, la mujer y la paternidad.
•Prevenir el embarazo no deseado, principalmente en mujeres jóvenes, mediante la educación sexual en centros escolares y asistenciales.
• Búsqueda sistemática de factores de riesgo en las consultas de niño sano. Así como evaluar la calidad del vínculo afectivo padres-hijos, los cuidados del niño, actitud de los padres en la aplicación del binomio autoridad-afecto.
•Intervenir en las consultas y exponer los derechos de los niños y la inconveniencia de los castigos físicos. Ofrecer la alternativa de la aplicación del castigo conductual.
•Identificar los valores y fortalezas de los padres, reforzando su autoestima.

Prevención Secundaria: dirigida a la población de riesgo con el objetivo de realizar un diagnóstico temprano y un tratamiento inmediato. Atenuar los factores de riesgo presentes y potenciar los factores protectores.

Se incluyen:
•Reconocer situaciones de maltrato infantil, estableciendo estrategias de tratamiento.
•Reconocer situaciones de violencia doméstica o de abuso a la mujer y buscar soluciones.
•Reconocer las conductas paternas de maltrato físico o emocional, considerando la remisión de la familia a una ayuda especializada en el manejo de la ira y la frustración.
•Remitir a centros de salud mental a padres con adicción a alcohol y drogas.

Prevención Terciaria: consiste en la rehabilitación del maltrato infantil, tanto para los menores víctimas como para los maltratadores. Para ello se debe disponer de un equipo interdisciplinario (pediatras, psiquiatras, psicólogos, trabajadores sociales, orientadores familiares, terapeutas, jueces de menores, cuerpos policiales, etc.).

EL MALTRATO INFANTIL ES UN PROBLEMA DE TODOS.


El maltrato infantil es práctica tolerada en América Latina y el Caribe

CEPAL-UNICEF, 10/08/2009. Niños, niñas y adolescentes menores de 18 años en América Latina y El Caribe sufren cotidianamente maltrato físico o sicológico, y un alto porcentaje de adultos piensa que se trata de una práctica normal de educación y socialización.Encuestas realizadas en 16 países de la región indican que altos porcentajes de adultos --en algunos casos superiores al 80 %-- consideran natural recurrir al maltrato infantil, incluido el castigo corporal, para imponer disciplina.

Así se establece en el artículo Maltrato infantil: una dolorosa realidad puertas adentro , del boletín Desafíos Nº 9, de la CEPAL y UNICEF, donde se analiza el avance de los Objetivos de desarrollo del Milenio en la infancia y adolescencia.

Debido a la falta de una metodología homologada que mida las diferentes formas de abuso no es posible hablar de cifras comparables entre distintos países. Sin embargo, diversas encuestas nacionales indican que el maltrato infantil es un fenómeno en ascenso rara vez denunciado.

En Colombia, 42 % de mujeres informó que sus parejas o esposos castigaban a sus hijos e hijas con golpes, según datos de la Encuesta Nacional de Demografía y Salud de 2005.

En Uruguay 82 % de adultos encuestados en un estudio del Ministerio de Desarrollo Social en 2008 reportó alguna forma de violencia sicológica o física hacia un infante en el hogar.

En Costa Rica, una investigación en 2004 del Instituto de Estudios Sociales en Población reveló que 65,3 % de adultos ejerce violencia física contra sus hijos.

El principal factor de riesgo para que exista violencia contra los niños y las niñas al interior de las familias es que el padre o la madre hayan sufrido una experiencia similar en su niñez, según la psicóloga Soledad Larraín y la socióloga Carolina Bascuñán, de UNICEF, autoras del estudio. Este es el llamado fenómeno de transmisión intergeneracional de la violencia

Explican que se entiende como violencia al uso intencional de la fuerza o el poder físico, de hecho o como amenaza, que provoque o tenga muchas probabilidades de causar lesiones, muerte, daños psicológicos, trastornos del desarrollo o privaciones.

Pese a los esfuerzos desplegados, la región no ha desarrollado aún una respuesta eficaz contra el maltrato infantil y una de las principales dificultades es la ausencia de información sobre su real dimensión y características, en especial cuando ocurre dentro del hogar, debido a que la práctica de denuncia no está extendida y, cuando existe, son mínimos los casos sancionados ante la justicia.

En el artículo de Desafíos se mencionan resultados de estudios de países como Argentina, Bolivia, Chile, Colombia, Ecuador, México, Perú y Uruguay, y de las subregiones del Caribe y Centroamérica.

En Venezuela, el Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (CICPC) registró 2.070 denuncias de lesiones contra la integridad física de niños, niñas y adolescentes en el año 2004. La mayoría de estos delitos (1.800 casos) corresponden a violencia sexual, siendo las niñas y adolescentes las víctimas más frecuentes. Para el lapso septiembre de 2004 - marzo del 2005 registró un total de 295 muertes violentas de niños, niñas y adolescentes, lo que corresponde 42 niños, niñas y adolescentes asesinados cada mes, el equivalente a un salón de clases.

La pobreza y la dependencia económica representan otro factor de riesgo para muchas niñas y adolescentes de tener relaciones sexuales para sostenerse y obtener recursos económicos. “Su rol de género combina con esta dependencia al debilitar su capacidad para resistir relaciones forzadas y protegerse contra la amenaza de embarazos no deseados e infecciones. La pobreza ha contribuido al aumento del comercio y la explotación sexual de las niñas, agudizando el abuso de sus derechos humanos y la violencia física, emocional y sexual en su contra”.
Diversas investigaciones acotan que los niños, niñas y adolescentes víctimas de violencia presentan conductas sexuales de alto riesgo y poca capacidad para negociar la actividad sexual protegida, como consecuencia de una autoestima más baja. Se suman a esto, los embarazos precoces y las infecciones de transmisión sexual, incluido el VIH.

El maltrato infantil es un problema que afecta a miles de infantes en Venezuela. Antiguas concepciones para educar y poca paciencia de los adultos, suelen ser algunas de las razones para que se produzca el maltrato emocional, físico, social, económico o psicológico, situaciones que posteriormente generan graves consecuencias como delincuencia juvenil y casos de depresión y miedos.

En Venezuela el maltrato infantil, tanto físico como psicológico, está tipificado como delito en los artículos 441 al 443 del Código Penal, con sanciones que van desde 1 a 30 meses de cárcel. Asimismo, la Ley Orgánica para la Protección del Niño y del Adolescente (Lopna) señala que en su artículo 254, sanciones de 1 a tres años de prisión para el trato cruel hacia niños y jóvenes.



Factores asociados a su aparición y búsqueda de soluciones

La violencia hacia los niños, niñas y adolescentes representa un problema social grave, producido por factores multicausales interactuantes. La violencia hacia este grupo proviene de diferentas actores, por lo que las maneras de manifestarse y los factores asociados a su aparición resultan también disímiles.
La violencia en el seno del hogar suele provenir de las figuras parentales o responsables de su cuidado. En algunos casos se trata de madres, padres o padrastros golpeadores que fueron maltratados en su propia infancia y quienes repiten patrones vividos en los modelos de crianza recibidos. Otras veces, padres y madres tergiversan el objetivo de la disciplina y asumen que la autoridad debe ejercerse de cualquier manera, incluso con la violencia física.
Aunque la violencia no excluye ninguna clase social, los estudios revelan que la pobreza y las limitaciones para acceder a servicios de apoyo social y comunitario suelen favorecer la violencia doméstica. También las relaciones disfuncionales en el grupo familiar y los trastornos emocionales en las figuras parentales pueden asociarse a la aparición del problema. (Morales & Costa, 1997). La vulnerabilidad del niño es considerado como otro factor asociado, ya que aquellos con trastornos emocionales o del desarrollo suelen desencadenar reacciones violentas por parte de sus adultos significantes, quienes ignoran las limitaciones del niño y le exigen comportamientos ajenos a sus posibilidades.
Las teorías ecológicas postulan que factores como las definiciones legales relativas al maltrato del niño y la aceptación social de violencia, pueden asociarse a los diferentes puntos de vista políticos o religiosos, lo que a su vez incide en la aparición de violencia en las familias. La popular frase “muchacho no es gente”, todavía en boca de muchas personas, resulta una clara expresión de la conceptualización que se tiene de los niños y adolescentes.
Las niñas constituyen un importante sector de la sociedad latinoamericana y caribeña que carece de igualdad de oportunidades para desarrollarse, y que está sujeto a la discriminación que, a menudo, es caldo de cultivo para la violencia en su contra.
Respecto a la violencia sexual, se deben considerar como factores asociados a su aparición, más allá de la pobreza, la violencia intrafamiliar, la demanda por parte de “clientes”, la socialización en una cultura de violencia y autoritarismo, las inequidades de género y edad, la adicción a las drogas, y la difusión de valores consumistas, entre otros.
Se atribuye a los gobiernos la violencia por omisión (violencia social e institucional), la cual se traduce en exclusión y cercenamiento de las posibilidades de desarrollo de ejercicios de los derechos humanos de la población infantil y adolescente. La violencia emanada de los conflictos armados y de la explotación sexual se asocia con expresiones perversas de grupos sociales con escasos controles éticos y humanos.
Soluciones
El enfrentamiento de la violencia hacia niños, niñas y adolescentes resulta una difícil tarea. Su abordaje debe ser contemplar la elaboración y aplicación de políticas públicas eficaces por parte de los gobiernos, la adopción definitiva de un enfoque integral que involucre a las instituciones responsables de garantizar los derechos de niños y adolescentes, destacando el acceso a los recursos para su desarrollo personal y social. Las instituciones abarcan desde la familia hasta la escuela, policías y jueces, industria publicitaria, dispensadores de salud, entre las principales. El principal enfoque que debería sustentarse en la aplicación de los términos de la Convención sobre los Derechos del Niño y en la eliminación de toda forma de discriminación de las mujeres y las niñas.

Estado actual en el país


La obtención de estadísticas nacionales que describan el problema es muy difícil de obtener en el país. Se puede lograr información proveniente de proyectos locales, los cuales dan indicios marginales de la situación dejando una profunda interrogante respecto a la dimensión real del hecho en el país.
Se presentan algunos indicadores que orientan acerca de la situación del problema en Venezuela:
Según el CICPC en el año 2004, se produjeron 2070 denuncias de lesiones contra la integridad física de niños, niñas y adolescentes. La mayoría de estos delitos (1800 casos) son relacionados con violencia sexual (violaciones, actos lascivos, incesto, acto carnal, entre otros)[22], siendo la niñas y adolescentes la víctimas más frecuentes.
EL CICPC registra entre septiembre de 2004 y marzo del 2005 un total de 295 muertes violentas de niños, niñas y adolescentes, lo que corresponde 42 niños, niñas y adolescentes asesinados cada mes, el equivalente a un salón de clases.
El Consejo Nacional de Derechos (CNDNA) señala en su informe de gestión del 2005 que “Entre los Consejos de Protección y las Defensoría del niño, niña y adolescente como Red primaria del Sistema se atienden unas 350 mil familias al año, los casos mas comunes son: Obligación Alimentaria, régimen de visita, identidad, autorizaciones para viajar, abuso y maltrato, exclusión arbitraria del sistema educativo entre otros, expresando una tendencia de un 40% de casos resueltos vía conciliación”.
Venezuela cuenta con un marco legal nacional y con instituciones que resguardan los derechos de los niños, niñas y adolescentes: la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (1999), la Ley Orgánica de protección al Niño y al Adolescente – (LOPNA) y la Ley sobre violencia contra la mujer y la Familia (los principales), que incorpora los compromisos sucritos en los diferentes eventos internacionales como la Convención de los Derechos del Niño, Declaración Universal de Derechos Humanos, Conferencia Internacional sobre Población y Desarrollo (Cairo 1994) y la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer (Beijing 1995).
El Consejo Nacional de Derechos (CNDNA) y los Consejos Locales, así como otras instituciones públicas son responsables de velar por el cumplimiento de los derechos de los NNA.
El Ministerio de Salud cuenta con el Programa Nacional de Atención Integral al Niño y al Adolescente (PANNA)[28], y con lineamientos estratégicos para su atención., Ley Orgánica de Protección Integral del Niño y el Adolescente (1998) y la Resolución 1762 del Ministerio de Educación (1996).
El Cuerpo de Investigaciones, Científicas, Penales y Criminalísticas adscrito al Ministerio de Interior y Justicia cuenta con la DIVISIÓN CONTRA LA VIOLENCIA A LA MUJER Y LA FAMILIA, para recibir y atender las denuncias de violencia.






Para avanzar en el combate contra el maltrato infantil se recomienda dar prioridad a la prevención y a la intervención temprana, con la participación de todas las instituciones que tienen contacto con los menores de edad.

Datos precisos y confiables acerca de la magnitud, las características, los factores de riesgo y de protección, y el impacto en la familia permitirán una adecuada formulación de políticas públicas.



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